Días del 235 al 248
Por fin
hemos llegado al país de la nube blanca, pero hemos llegado en invierno, así
que en España con calorcito y aquí con unos pocos graditos.
A eso de
las once y media de la noche llegamos al aeropuerto de Auckland, donde pasamos
los controles sin problemas, todos nuestros temores acerca de la aduana, fueron
inciertos. En la salida nos esperaba nuestro amigo Miles, que nos vino a
recoger al aeropuerto y nos fuimos dirección Muriwai Beach al este de Auckland. Tras una hora de coche por esas carreteras infectadas de
curvas, llegamos a la casa de Miles, y tras tomar una cena ligera, nos metimos
a la cama a eso de la una de la mañana después de dos días sin dormir.
Por la
mañana, a las siete para ser más exactos, nos levantamos, tomamos un desayuno
abundante, nos pusimos rumbo a
Auckland donde Miles nos dio 400 Dólares neozelandeses y nos dijo que si
estábamos de acuerdo podíamos trabajar en su casa 27 horas por el dinero,
estuvimos de acuerdo, después de comprar en el supermercado nos dirigimos a
nuestro nuevo hogar… Nada más llegar nos quedamos pasmados, el sitio tenía unas
vistas increíbles del mar, de la isla de Motutara y de las verdes praderas.
pero de contra partida, no tenía electricidad en la habitación,
en la cocina no había agua corriente y para colmo estaba lloviendo pero bueno
el baño tenia agua caliente… La chica de la escuela de Surf nos vio las caras y
nos dijo que esto es para verano y que si no nos gustaba, nos podíamos ir, ¡A
DONDE! Decidimos quedarnos al menos una semana, mientras devolvíamos las horas
de trabajo a Miles. Ese día nuestro trabajo fue acondicionar nuestra zona,
Ainho se metió de lleno en la cocina, la cual solo tenía tres paredes, llena de
cagadas de ratón, telarañas y sucia por todos lados.
Iván se metió con la habitación a limpiar, todo sucio igual,
sin cortinas, sin sábanas y sin mantas, gracias a que Miles nos proporciono
unas sábanas, un edredón de plumas, unas almohadas y un radiador (pero donde lo
enchufamos sin electricidad), así que tiramos un cable para dar electricidad al
radiador y poner una bombilla para ver, que aquí a las seis es de noche… pusimos
unas tablas en el tejado del porche para no mojarnos cuando fuéramos a la
cocina y con unas mantas viejas que encontramos improvisamos unas cortinas,
jajaja.
Tras unas 8 horas de trabajo conseguimos que esto pareciera
un hogar. Dormimos en una pequeña cabaña de madera acogedora, calentita gracias
al radiador y volvemos a dormir en una cama de 90 pero que con este frío se
agradece el estar acurrucados.
El sábado
por la mañana, quedamos con la mujer para ir hacer surf a eso de las nueve y
media, pero cuando fuimos a la puerta a preguntar la tía se había marchado, así
que ni cortos ni perezosos nos fuimos a casa de Miles a trabajar por el dinero
de la comida (7
kilómetros cada vez que íbamos a trabajar o a Internet,
pero bueno que Miles nos dejó unas bicis para que el camino se nos hiciera un
poco más corto).
El camino es poco un largo pero se nos hace ameno charlando,
riendo, visitando a nuestras amigas las llamas y disfrutando de los magníficos
paisajes.
Cuando llegamos nos explicó el trabajo y nos pusimos manos a
la obra, a eso de media mañana Miles hablo con Iván y le enseño la electricidad
de la casa, Iván de inmediato le dijo que los fusibles eran peligrosos y que no
podía sacar de dos enchufes 16. Tras calcular las horas, le hicimos un
presupuesto de 760 dólares y el material lo ponía el. Milles aceptó y
continuamos el trabajo por la comida.
El domingo
continuamos con el trabajo en casa de Milles, trabajos sencillos, limpiar el
sótano, quitar cuatro plantas del jardín… Comimos en su casa y tras unas seis
horas de trabajo a eso de las tres de la tarde le comentamos que nos íbamos a
hacer surf, el tío lo entendió puesto que el también hace surf. Así que nos fuimos a casa a por las tablas y
volvimos en un periquete, eso si en bici.
Para después dejar las bicis en casa de Milles y
el resto del camino, otros 4
kilómetros , los hicimos andando, una vez en la escuela,
Bridget (la mujer de la escuela de surf), nos dejo un par de neoprenos largos,
ya que el agua esta a 14 graditos… El baño no fue muy gratificante en Maori Bay, ya que
estábamos cansados y hacía como un año que no usábamos neoprenos de invierno,
pero al menos quitamos el mono. Después nos volvimos con Bridget a casa, antes
parando en casa de Miles para dejar las tablas, así nos ahorramos cargar con
ellas unos kilómetros. Hablamos con Bridget y nos dijo que podíamos trabajar a
tiempo completo en casa de Miles ya que se iba el jueves a Indonesia. A nuestra
llegada a casa, heladitos de frío, Bridget nos dijo que podíamos usar su piscina
de agua caliente así que no nos lo pensamos ni un momento. Nos pusimos el
bañador y allí fuimos, con el frío que hacía y nosotros al aire libre metidos
en una mini piscina a más de 40 grados de temperatura ¡qué gozada!
El lunes Iván se fue a comprar con él la electricidad y mientras tanto Ainho se quedo trabajando en el jardín. Al regreso, nos pusimos a hacer la electricidad. Ese día terminamos de trabajar a eso de las 7 de la tarde, Miles nos ofreció de cenar, pero rechazamos la invitación ya que preferíamos hacer la cena y la comida para el día siguiente, ya que en su casa no hay nada en el frigorífico, no sabemos que come.
El martes
terminamos la electricidad a eso de las 6 de la tarde, nos invitó a cenar un
Fish and Chips (pescado y patatas fritas), vimos una película de snowboard y nos
después nos llevó a casa.
El
miércoles trabajamos en las tareas de la casa de Miles para terminar las horas
por el dinero de la comida, para comer les invitamos a un puré de
verduras rico rico que Iván había hecho por la mañana, para chuparse los dedos.
Por la tarde, nos pagó y nos invitó a cenar unos chuletones, a cambio de que
Iván cocinara, el no tenía tiempo, ya que se iba de vacaciones y tenia que
terminar el trabajo (por cierto, Miles tiene una agencia de viajes a través de
Internet, con lo que trabaja desde casa) así que hicimos los chuletones, junto
con una ensalada y cenamos todos juntos para después ayudarle a embalar las
tablas de surf.
El jueves
empezamos a trabajar para la gente de la escuela de surf, las tareas básicamente
consistieron en, jardinería y limpieza de fachadas.
Trás trabajar si nos
apetecía hacer surf nos acercaban a la escuela y nos prestaban unos neoprenos. Después de hacer surf nos quedábamos un rato por la escuela divirtiéndonos con
los juguetitos.
El sábado
nos despertamos a las 6 de la mañana para ir a surfear con marea alta, ya que
es la mejor condición en esta playa y era un día de buenas olas, por fin
porque…
A la hora de cenar, les preparamos un rico ratatoui y una tortilla
de patata de 16 huevos, ya que cenamos 8. Después de cenar nos tomamos unas
cervecitas y vimos un partido de rugby.
En
un principio nos íbamos a quedar una mes por aquí, pero tras meditar un poco y
ver las condiciones en las que estamos, porque cuando los días salen soleados
esta guay, con estas vistas, tan rural, sin depender de las nuevas tecnologías,
pero cuando llueve… cuando llueve tenemos que comer de pie ya que en la cocina
la mesa-barra americana está en el lugar de la cuarta pared… así que se moja
todo. Además, para ir al baño nos mojamos, tenemos que hervir agua para fregar
o fregar con agua a 5 grados y tener que ir después de cada 2 fregadas a
rellenar el bidón, no poder jugar a las cartas en una mesa sino que tener que
jugar en la cama…
El domingo
y el lunes terminamos de limpiar de malas hierbas del jardín y limpiamos las
fachadas y los canalones de una casa, el resto del día los pasamos en casa jugando
a las cartas y viendo series, ya que el tiempo era malísimo, lloviendo y con un
viento muy fuerte. El domingo le dijimos a Martín que nos íbamos, que no podíamos
estar todo el día en la habitación por el mal tiempo y el nos dijo que le daba
mucha pena y que con este viento el martes nos llevaba a hacer blokarting, son
unos karts tirados por una vela de windsurf para ir por la orilla de la playa
cuando hay marea baja. Después de comer nos llevo a conocer a unos Españoles
que viven en Nueva Zelanda vecinos suyos y más tarde nos llevo a un skatepark
para que lo viera Iván, en dos semanas no nos hicieron ni caso y al decirles
que nos vamos, se deshacen con nosotros… en fin.
El martes
mientras desayunábamos, vino Martín y nos dijo que estaríamos preparados para
las 8 y media que nos íbamos a la playa con los blokarts.
En la escuela preparamos los Karts y nos tiramos una hora
disfrutando a toda velocidad por la playa, aunque todo hay que decirlo, a
consecuencia de intentos de trompos o por las rachas de viento, alguna vez
volcamos, jajaja vamos que empatamos a 2 ¡qué risas! Nos lo pasamos como niños.
Después hicimos en la escuela de surf unas baldas para poner
15 tablas de surf por la mañana y por la tarde Martín llevo a Iván a patinar un
rato, ya que Martín también es skater (con sus 48 años). Nos invitaron a cenar
en su casa con motivo de la despedida y para cenar prepararon un arroz muy rico
con frijoles y pipas, fajitas, arroz frito con brócoli y una flor japonesa y de
postre una especie de macedonia caramelizada por encima con frutos secos, todo
ello acompañado con unas cervecitas. La verdad es que cenamos muy bien y la
compañía fue increíble, al final nos dio pena marcharnos y todo.
Hoy
miércoles después de desayunar nos ha ayudado Martín a cambiarnos a la casa
donde en teoría debiéramos haber estado desde el principio, con calefacción,
cocina con cuatro paredes, agua corriente para fregar… Después de instalarnos,
de mirar unas rutas para hacer por Nueva Zelanda y de comer, hemos ido a
comprar con la madre de Miles al supermercado, ya que Miles ahora esta de
vacaciones en Indonesia. Llenamos el coche hasta arriba para comer los tres.
Esto es
todo en nuestras primeras semanas en la isla norte de Nueva Zelanda. Esperemos
que podamos conocer un poquito más de este encantador país.
Un saludo
para todos y en especial para nuestra buena amiga Olivia, que el pasado 23 de Junio
fue su cumpleaños. ¡FELICIDADES CABRAS!, deseamos que lo pasaras muy muy bien y
a la vuelta lo celebramos todos juntitos, que ganas.
Un abrazo
muy fuerte para todos.