Translate me, we are Iván & Ainhoa

viernes, 27 de abril de 2012

AUSTRALIA del 12 al 27 de Abril de 2012



Días del 172 al 187
           
            Tras pasar dos semanas cargadas de risas y buena compañía, pusimos rumbo Perth, donde quedamos pasmados con la cantidad de aborígenes que había por la ciudad, era la primera vez que veíamos, ya que por la parte este de Australia apenas se ven.  

            El primer día en Perth, lo pasamos cargados con los bártulos de un lado para otro en busca de un alojamiento digno, porque no os imagináis los cuchitriles que nos estamos encontrando, algunos que a la cama hasta le faltaba el colchón y no os penséis que más baratos, no, por el mismo precio o incluso más… Por fin y después de un día duro encontramos un hostel limpio y a un precio razonable. El resto del día lo pasamos buscando una cámara de fotos acorde a nuestro bolsillo. Finalmente nos decantamos por una compacta con posibilidad de meter al agua.Y para cenar una rica rica tortilla de patata que todos miraban con envidia =)


            El resto de los días en Perth los pasamos, cámara en mano, de turistas por toda la ciudad, comiendo en el parque Kings con unas vistas increíbles de la ciudad, paseando por la orilla del río Swan, viendo las miles de embarcaciones y admirando a los intrépidos aficionados a subir y bajar escaleras, ya que en las escaleras Jacob´s Ladder con 242 peldaños, cada día se amontonan más de un centenar de personas para subir y bajar una y otra vez a modo de deporte. Nosotros al verlo quedamos anonadados, esta bien, lo gracioso es que después de semejante chaqueta los aficionados después de subir y bajar un millar de veces los peldaños se montaban en sus coches aparcados junto a las escaleras y se iban, curiosísimo.








             El sábado nos hicimos un bono de tren y bus, para recorrernos todos los pueblecitos de alrededor, estuvimos en Flemantle un pueblecito costero que tiene una personalidad años luz de Perth, creativa, relajada y sin prejuicios, con una carcel construida por convictos que funciono entre 1855 y 1991, donde ingresaron a Ainho por un día y un mercado donde pudimos encontrar de todo.






            Para después comer en la playa de Cottesloe y dar un pequeño paseo. Tras un tren y un bus llegamos a Scarborough con fama por el surf, pero ese día era solo apto para el baño.


            El lunes a eso de las 12 del mediodía y tras tres autobuses urbanos con sus respectivas dos horas conseguimos con todos nuestros bienes recoger la esperada furgoneta, con la que empezábamos una nueva etapa en nuestro viaje, para bien o para mal…




            Lo primero de todo fue pasar por el Mercado a abastecernos de todo tipo de provisiones, para no tener que volver al menos en cuatro o cinco días. Al final esto nunca se cumple y al día siguiente ya estamos en el súper a ver las ofertas, jajaja. Más tarde pusimos rumbo norte, donde tras un par de cientos de kilómetros decidimos hacer noche en Yanchep un pueblecito con fama por sus olas. Una noche conmovedora en nuestro nuevo hogar (tres semanas durmiendo con gente en la habitación…), vista rápida al mar, nada que mereciera la perna y rumbo norte de nuevo.

            Visitamos y preguntamos por trabajo en Jurien Bay,

Dongara-Port Denison donde casi conseguimos trabajo, pero la plaza era para dos años y tuvimos que decir que no… Tras una noche huyendo de los carteles que nos denegaban dormir en la furgoneta, algo que a partir de aquí hemos hecho cada noche, ya que en Western Australia en los aparcamientos pone una señal donde prohíbe pernoctar en los vehículos… Un paseito mañanero para despejarnos antes de conducir otros tantos kilómetros.



            Los siguientes pueblos fueron Geraldton, pasando por Horrocks y para no dar una vuelta de más de cincuenta kilómetros hicimos un atajo por un camino de tierra para llegar a Port Gregory con muy poquitos habitantes y nada de trabajo, donde hicimos noche y por la mañana vimos como la comunidad ayudaba a un pescador a sacar su bote hundido, todo un espectáculo para los lugareños y los no lugareños. Más tarde pusimos rumbo a Kalbarri, un pueblo con unas olas enormes y rapidísimas, donde Ainhoa temió por Iván que poco duro en el agua. Y con unos abruptos acantilados costeros.



Tras la rutina de preguntar trabajo y tras obtener la misma respuesta (que el verano había terminado y que buscáramos fortuna al norte donde va a empezar la temporada), visita afortunada al parque nacional de Kalbarri lugar con unas vistas increíbles de la garganta del río Marchinson y unas ventanas naturales formadas por el viento en las rocas que dan a las gargantas, fabuloso.




Tras conducir más de 3500 kilómetros por una carretera sin nada y cuando digo sin nada es sin nada, solo algún canguro y aves, nada más, a esto le llaman el Outback y debemos acostumbrarnos ya que el resto de nuestro viaje por carreteras del Western van a ser así…Alguna que otra gasolinera y los típicos train road (camiones con tres o cuatro gabarras).















Llegamos a Carnanvon un sitio plagado de aborígenes, por cierto todos los aborígenes que hemos visto en esta etapa de nuestro viaje, parecen vagabundos, todos mal vestidos, en la calle sentados, sin dientes, indiferentes de la vida… Eso si los más pequeños todos con helados, chuches, montados en las atracciones de los supermercados, algo extraño, pero para eso viajamos para ver  cosas diferentes. Tras preguntar en las plantaciones, nos dijeron que la recogida había terminado, así que llenar depósito y a continuar. Antes de partir fuimos en busca de un spot de Surf situado en unas carreteras secundarias donde a la entrada adviene un cartel en el que pone “Kings Wave Kill” (las olas rey matan) aquí hay una placa donde rinde homenaje a los centenares de muertos por el mar en esta parte, después de conducir más de cien kilómetros y otros tantos por caminos de tierra llegamos a una especie de parque nacional donde para dormir había que pagar y visto el panorama decidimos hacer unas fotos a los Blowholes que son unos orificios marinos en la roca donde entran las olas y expulsan el agua a mas de 5 metros de altura, comer y nos dimos la vuelta.



           La siguiente parada y con su respectiva noche fue Coral Bay, un lugar mágico donde no hay más que una calle pequeñísima con tres campings, un resort y un hostel. Las playas paradisíacas, de arena blanquísima y una gran vida acuática donde puedes ver mantas, tortugas, tiburones de arrecife y un millón de pequeñas especies. Respecto al trabajo esta vez hubo suerte, pero todo se tercio cuando nos pidieron los papeles y claro somos ilegales… Así que por la mañana temprano antes de que el sol apretara nos pusimos camino Exmouth.


            Nada más llegar a Exmouth, hicimos una paradita en información y turismo para pedir un mapa detallado con los hoteles, los restaurantes y los spots de Surf, así que sin perder tiempo nos pusimos en marcha. Todo el día entre no necesitamos a nadie y sin papeles no podemos daros trabajo, con lo que empezamos a desmoralizarnos un poco, parece que en el Western Australia son legales y no contratan a gente sin el Working Holiday Visa… Por la tarde decidimos ir a aliviar tensiones con un buen baño y de camino a la playa nos encontramos de frente con un par de emús, jajaja que grandes son.



Las olas este día fueron pequeñitas pero divertidísimas. Esa noche decidimos pernoctar en lo alto de un faro, algo que describimos como increíble, un atardecer como nuca habíamos visto, horas admirando las estrellas (jamás habíamos visto tal cantidad de estrellas, no sabemos si es por la oscuridad absoluta ya que el faro no funcionaba o por el agujero en la capa de ozono, pero el panorama nos estremeció y fascinó) para despertarnos a las seis de la mañana para ver amanecer, llamarnos románticos pero el faro nos enamoró.

Por la mañana nos relajamos en la playa, para después de comer otro baño igual de divertido con tortugas gigantes nadando a nuestro alrededor, que pasada.



Con el sol bajo nos pusimos rumbo al parque nacional de Karijini, lo hacemos de noche ya que conducir más de seiscientos kilómetros por carreteras por el desierto, sin una sola curva es frustrante, ya que es todo lo mismo, lo mismo, lo mismo y por la noche como solo ves hasta donde alcanzan las luces no se hace tan pesado, aunque tienes que ir esquivando alguna vaca, alguna oveja, algún dingo...

            Tras hacer una parada para descansar y dormir un poco conducimos unos doscientos kilómetros, que eran los que nos quedaban para llegar a Tom Price, donde nos abastecimos para pasar un par de días en el parque y pedir información sobre las rutas y normas. Cincuenta kilómetros más pasamos las puertas del parque y esto es lo mejor, hay una especie de caseta donde hay unos sobres donde tienes que meter el dinero de la entrada y meterlo a un buzón, jajaja, os podéis imaginar que como buenos españoles que somos miramos para el otro lado cuando pasamos por la caseta… Después de una buena ensalada para comer, que con estos calores es lo más refrescante, hablamos de más de cuarenta grados… Nos adentramos en el parque nacional, donde nos bañamos en unas pozas de agua súper fría y nos dimos cuenta que eran rutas para andar por el río, lo que en España llaman barranquismo, así que seguimos el descenso del río entre toboganes, gargantas de vértigo y unas pozas increíbles, el día se torno de una manera increíblemente gratificante.





El dormir lo tuvimos que hacer en un camping del parque donde también había que pagar, pero como llegamos muy tarde de noche, ya que las distancias en el parque nacional de una ruta a otra son de más de cincuenta kilómetros por caminos sin asfaltar, se nos hizo tarde, así que en la puerta no se encontraba el señor guarda y otra vez que nos invitaron a dormir, esta vez queríamos pagar, pero no había nadie.


Por la mañana hicimos otra ruta, esta vez no tan apasionante ni con tantos alicientes, pero de igual forma gratificante,







tras comer, nos dimos cuenta que el karma nos estaba castigando por nuestros pequeños fraudes ya que nos encontramos con la rueda delantera derecha pinchada y que tuvimos que cambiar entre tierra roja a más de cuarenta grados a las dos del mediodía, pero bueno. Después de cambiar la rueda y con no muchas más posibilidades de agua y con ganas de encortrar trabajo buscamos en nuestro mapa el siguiente destino, Port Herland.

            En Port Herland todo era feo, las calles de color rojo por la arena roja llevada por el viento, una ciudad completamente industrial, en la que solo se vivía de las minas y del puerto, había algún que otro hotel, pero todo cubierto. Una noche en la que dormimos en un parking lleno de jóvenes que trabajaban en las minas y viven en furgoneta, los cuales se duchan como nosotros en duchas públicas, la única diferencia es, que ellos se duchaban con ropa para quitar el rojo de sus vestimentas… algo realmente curioso.

            Ahora nos encontramos en Broome, un poco alicaídos, ya que esta cuidad es realmente turística y no nos dan trabajo por no tener los papeles, ayer la flauta sonó y Ainho pudo trabajar dos horas para limpiar una tienda que va reabrir, pero solo ese día. Además esta mañana nos hemos levantado a las 5 de la mañana para poder acceder a las 200 visas de trabajo de Nueva Zelanda para trabajar de legales allí y cuando hemos terminado de rellenar el formulario ya se nos habían adelantado, con todo el dolor de nuestro corazón y con la moral por los pies, nos hemos vuelto a lo nuestro con todo nuestro sentimiento, pero nada. El arreglo de la rueda nos ha costado 40 dólares, el dinero que ganamos hace tres meses esta desapareciendo poco a poco y de seguir por este camino en un mes y medio nos vemos en casita… ¡Hasta pronto! Un beso muy fuerte para todos.