Translate me, we are Iván & Ainhoa

jueves, 17 de noviembre de 2011

AUSTRALIA 11, 12, 13, 14, 15, 16 y 17 de Noviembre 2011



                    Días 19, 20, 21, 22, 23, 24 y 25     


Los últimos días nos levantamos a las seis de la mañana, cada vez nos habituamos más y más al horario de los nativos, así pues para las nueve y media de la mañana, ya hemos desayunado, nos hemos lavado como dios manda y nos hemos dado un baño.

En Noosa, hemos pasado la gran parte de los días entre buenas olas, largos paseos por los recovecos de la zona, grandes partidas de cartas y visitando el supermercado, donde por cierto, compramos una almohada ya cansados de dormir con las mini almohaditas del avión y levantarnos con dolor de cuello, todo una ganga por 4€ para la gran labor que hace. El domingo 13 explorando la zona y consultando la Loly, por cierto, Loly es nuestra inseparable guía Loneley Planet, descubrimos una islita, la isla de Fraiser con muy buena pinta, a la cual había que acceder con todo terreno.

 Así que ni cortos ni perezosos, nos fuimos a preguntar a Rainbow Beach, por un itinerario muy típico de Australia, con carreteras secundarias sin asfaltar atravesando el Great Sandy National Park,


 que en un principio nos quedamos atónitos y con el miedo en el cuerpo, pero que rápido se convirtió en motivo de risa. Ya en Rainbow Beach , un sitio que solo se dedica a dejar entrar todo terrenos a la playa y preparar excursiones para ver la isla, donde nos dijeron cuanto nos podía costar explorar la zona. En resumidas cuentas, un día de alquiler de un 4x4 ($225), el paso en ferry ($100), tasas por pasar a la isla ($40) y gasolina ($100) y todo esto en el sitio más barato. En la Loly vimos que se podía hacer surf, pero no había olas, solo todo terrenos por toda la playa, donde pasamos un buen rato viendo como los menos expertos quedaban encallados en la arena e intentaban por todos los medios sacar esa mole de hierro. Para comer unas hamburguesas de carne de canguro y de postre… unas oreo 
y rumbo norte.



  Desanimados por la increíble suma que ascendía la visita a la isla de Fraiser, pero con ganas de ser exploradores por un día, nos pusimos rumbo a Hervey Bay, un pueblo donde preparaban excursiones para bucear en la gran barrera de arrecifes (Great Barrier Reef) al que llegamos ya de noche y solo cenamos y a la cama. Por la mañana nos dimos cuenta que era un lugar con gran número de personas mayores que hacían yoga e infinidad de deportes por el paseo, un paseo parecido a los del mediterráneo, sin ese rugido característico de Australia, de las olas rompiendo en la orilla con fiereza. Más tarde corroboramos lo observado, ya que es una ciudad con mucha más gente mayor, que jóvenes. No nos agrado las opciones de excursión, con lo que compramos unos sellos por una pequeña fortuna, un paseo supliendo el baño mañanero y consulta a la Loly.

 Al este de Bundaberg llegamos a la pequeña aldea playera de Bargara, el pueblo era acogedor, pero las rompientes de las cuáles habíamos oído hablar, deben de ser en invierno, porque aquello era un mar de sopa. Un pequeño recorrido por sus calles y pies en polvorosa.

De camino a Agnes Water, como todas las distancias en Australia, fue un camino largo. Mientras Ainho conducía, Chicho se dedicaba a sacar fotos a los buzones más divertidos del camino:
El microondas
El micro con tejado
El cubo
La bombona de butano
El barril
El tronco
El barril II
La garrafa de agua

El nido de cuco
El veterinario

 Llegamos a la hora de comer, donde cocimos unas patatas y unos huevos y nos hicimos una ensaladota a la española. Antes de comer habíamos explorado la playa donde lo primero que vimos fue un cartel de medusas, medusas australianas, con denominación de origen, ya que estos bichitos con pinta de inocente, son mortales… con lo que decidimos pasar del surf y dedicarlo a descubrir el fondo marino, una de las actividades junto al surf predilectas en Australia.

El lugar que elegimos fue Town of 1770, un pueblo dedicado casi por completo a la pesca y al submarinismo, donde conseguimos por fin una excursión suprema. El ligar con un atardecer superlativo y con un parque natural donde viven una especie rara de canguros, los cuales tuvimos la suerte de ver, pero no llevamos la cámara, ya que accedimos por la playa con intención de darnos un remojón. Cenamos viendo atardecer,
en compañía de unos huevos con patatas fritas, nuestras primeras patatas fritas en más de tres semanas, fue gloria bendita para nuestro paladar.

Por la mañana cogimos un Barco, una especie de catamarán, en el que dimos unos saltos de vértigo luchando contra las olas del Pacífico, hasta que uno de los motores se estropeo y lo que debiera haber sido noventa minutos de trayecto se convirtió en ciento cincuenta minutazos. Pero mereció la pena, nuestros ojos chispeaban al ver la isla de Lady Musgrave,
 una de las islas del arrecife sur. Este cayo desierto es tan orgásmico visualmente, que puede alentar brotes de hedonismo espontáneo. Este sucedáneo del Jardín del Edén, es un parque nacional a unos 100 kilómetros de Bundaberg. Lo primero que hicimos fue, cambio de barco, para no estropear el coral con el pesado catamarán, y ver la isla, una isla plagada de miles de millones de golondrinas de mar y pisoneas inundadas de nidos de estos bichos,
 que cagan en su nido. Más tarde una comida, que me gustaría que hubierais visto la cara de asco de la mujer de enfrente, la cual no dejo nada, una comida fría y con mal sabor, la cual ya esperábamos. A la una nos equipamos con nuestro equipo de hombres rana y nos sumergimos entre corales y peces de todo tipo: ¡increíble! Por cierto, vimos a Nemo rodando la segunda parte… jajaja, pero si vimos peces payaso, toda una experiencia para nuestra vista. Ya a las tres nos dieron un chocolate con pastas y de vuelta. Satisfacción total en este día, cargado de emociones e ilusiones.









Con las pilas cargadas y con ganas de surf, decidimos que era hora de empezar a bajar, estábamos en el ecuador de nuestra aventura en furgo y llevábamos dos mil setecientos dos kilómetros y ahora tocaba la vuelta hasta Sidney. Nuestro destino era buscar trabajo en Noosa, pero la noche y el cansancio nos pudieron he hicimos noche en Gin Gin, un pueblo que poco os podemos contar ya que solo hemos dormido y desayunado.

Para la hora de comer llegamos a Noosa, donde una ensalada de pasta y unas piezas de fruta, nos han quitado el hambre de todo el día conduciendo. Después de comer nos hemos ido derechitos a una compañía de teléfonos para  hacernos con un número australiano, para poder dar a la hora de pedir trabajo. Compra diaria y a cenar a la playita con unas cervezas recién compradas en la licorería, ya que aquí, en los supermercados no venden alcohol, curioso verdad.

En Noosa se respira tranquilidad, aunque nos han pillado robando wi-fi de un bar y han cambiado la contraseña, que vergüenza. Por lo demás hoy  hemos hecho surf, otra paellita, pero esta vez mixta de pollo, mejillones, calamares, salmón, congrio y langostinos. Esta vez a quedado de rechupete, y lo de paellas duras ha quedado en la historia y ahora nos encontramos robando wi-fi en otro bar. Para cenar asado en un merendero de la zona, con ganas de levantarnos mañana para pedir trabajillo. Un beso a todos. See you later.

1 comentario:

  1. Joder Ainhoa ya no sé si llamarte Ainhoa o "Kulunguele-Kulunguele" de lo morena que te estás poniendo.Jeje un bs os leo y os veo.

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